El anfiteatro romano de Mérida se inauguró en el año 8 a.C. y en él tenían lugar las famosas luchas de gladiadores.
A lo largo de los siglos, el anfiteatro tuvo varias modificaciones y se utilizó para eventos religiosos y políticos, así como funciones culturales y deportivas.
Hoy, el anfiteatro romano de Mérida es uno de los principales monumentos de la ciudad y se utiliza como un lugar de entretenimiento y educación. Una visita imprescindible si vienes a la ciudad de Mérida.
Guía virtual en 360º por el anfiteatro de Augusta Emerita
En este vídeo, Cayo Valerio nos explica el anfiteatro romano de Mérida en una visita virtual de 2 minutos y medio.
Datos interesantes sobre la construcción del anfiteatro y sus partes
- La elección del lugar donde se construyó el anfiteatro de Mérida no es casual, ya que aquí hay un pequeño cerro que podría ser aprovechado en la construcción de las gradas.
- Estos edificios acogían a gran número de personas, por lo que, en las ciudades romanas, siempre se encuentran en las afueras.
- Su situación también coincide con el cruce entre dos calzadas romanas. En un principio, estuvieron fuera de las murallas, pero con el tiempo se ampliaron y estos monumentos quedaron dentro.
- La técnica para construir el anfiteatro consistió en crear tramos de muros sobre la pendiente natural del cerro. Estos muros se iban cerrando en rectángulos que a su vez se rellenaban con hormigón romano.
- La forma del anfiteatro no es una elipse como se ha creído erróneamente. No puede ser así porque es imposible hacer elipses concéntricas de forma que sean paralelas. La figura empleada es el óvalo.
¿Cómo eran las gradas y la arena?
El anfiteatro de Mérida tenía un aforo de unos 15.000 espectadores. A diferencia del Teatro, en el Anfiteatro los hombres y las mujeres se podían sentar juntos para ver el espectáculo. Sólo las gradas superiores estaban destinadas a criados, pobres y esclavos.
La grada se distribuía en tres zonas llamadas ima, media y summa cavea, es decir, inferior, media y superior. Estaban separadas por un muro de ladrillo, mientras que las escaleras de accesos las dividían en sectores.
Actualmente solo quedan restos de la zona media e inferior.
El anfiteatro tiene 16 puertas distribuidas alrededor de toda la planta llamadas vomitorios. La principal es por la que accedían al recinto las autoridades y aquellos que habían pagado el espectáculo.
Había dos tribunas, una enfrente de otra. Al oeste estaba la tribuna reservada a las autoridades, y al este a la persona que financiaba el espectáculo. En los frentes de ambas tribunas hay dos grandes inscripciones donde está escrita la fecha de la inauguración.
Las tribunas y el resto de las gradas estaban separadas de la arena por una balaustrada. Encima de esta se colocaban unas redes para impedir que alguna de las fieras o algún objeto fuese contra el público.
La fosa arenaria estaba cubierta por una tarima de madera. Aquí se almacenaban todo tipo de materiales necesarios para los espectáculos, incluidas las jaulas de los animales. Este era el punto más bajo del edificio, por lo que hubo que canalizar el agua que escurría en las épocas de lluvia hacia la cloaca por medio de grandes conductos.
En los extremos del lado mayor del anfiteatro hay dos grandes puertas. A la izquierda la Porta Pompae y a la derecha la Porta Triumphalis.
Los juegos: el gran espectáculo del anfiteatro de Mérida
En el anfiteatro romano de Mérida se celebraban los espectáculos más populares de la ciudad. Estos eran, sobre todo, los famosos juegos.
Los juegos duraban un día completo, eran gratuitos y solían consistir en luchas entre gladiadores, luchas entre animales y la combinación de ambos: animal y gladiador.
Los magistrados y la gente importante de la ciudad pagaban la organización de los juegos, que siempre era en honor a alguno de los dioses romanos, y le servían como propaganda política.
Días antes se anunciaba por la ciudad quién era el organizador y cuántas parejas de gladiadores iban a participar.
La noche anterior se ofrecía a los gladiadores una abundante cena, y el día de los juegos iban vestidos ricamente atravesando la ciudad en dirección al anfiteatro.
El día había juegos, los alrededores de los anfiteatros se llenaban de puestos donde se vendía comida, gente que predecía el futuro, bailarinas y un sinfín de gente que quería pasar al recinto.
Sabemos que aquí en Mérida los juegos duraron hasta el siglo V coincidiendo con la llegada del cristianismo.
Algunos datos curiosos sobre las luchas de gladiadores
Una vez terminado el recorrido por la ciudad, los gladiadores entraban por la Porta Pompae y la gente les vitoreaba y gritaba.
Eran auténticos héroes para el público.
La espada típica de los gladiadores era la gladius, una espada corta cuyo origen deriva de las falcatas ibéricas que los romanos conocieron en las guerras contra Aníbal.
De hecho, el término gladiador proviene de gladius (espada corta).
Cuando llegaban a la arena, efectuaban un simulacro con armas de madera o sin punta para preparar la lucha.
Llegaba la hora del combate, y eran los magister (viejos gladiadores veteranos) los que escogían a los gladiadores que debían pelear.
Para dar la señal de comienzo de combate se tocaba un cuerno y entonces estallaba la locura.
Cuando uno de los gladiadores llegaba a vencer al contrincante, preguntaba al público matar al vencido o no.
Si los espectadores entendían que merecía el perdón, bajaban el pulgar haciendo ver que el vencedor debía arrojar su arma a la tierra. Aún así, solamente moría un 10% y normalmente por las heridas accidentales en la lucha.
Si se quería la muerte del contrincante vencido, lo que se hacía era dirigir el pulgar en posición horizontal y con una serie de movimientos en dirección al cuerpo señalando el fatídico punto hacia donde debían dirigir el golpe mortal.
Es errónea la creencia que nos ha mostrado el cine de que el pulgar hacia arriba significaba perdón y el pulgar hacia abajo significaba muerte.
Los gladiadores que morían en la arena eran sacados a rastras por los esclavos que estaban al servicio del anfiteatro.
Los gladiadores que ganaban recibían premios como palmas, coronas adornadas de cintas y monedas. En los tiempos del imperio, una gran cantidad de dinero. Tenían el honor de salir por la puerta triunfal.
Podían ser prisioneros de guerra, esclavos u hombres libres en busca de un futuro mejor, ya que además de los premios podrían llegar a obtener la ansiada libertad.
Para participar en los juegos, todos los gladiadores realizaban un juramento por el que debían dejarse azotar con varas, quemar con fuego y matar con hierro.
Existían escuelas de gladiadores donde se especializaban en un tipo de combate y arma. Al cabo de tres años podían licenciarse y convertirse en instructores o continuar luchando.
Preguntas frecuentes
El precio normal de la entrada es de 12€ (incluye Teatro y Anfiteatro).
La tarifa reducida es de 6€ y aplica a jóvenes de entre 13 y 17 años, titulares del carnet joven, estudiantes hasta 25 años, mayores de 65 años o jubilados, personas discapacitadas y miembros de familias numerosas.
Puedes entrar gratis solo si eres residente en Mérida, investigador, socio MECENAS o menor de 12 años.
El horario de invierno (del 1 de octubre al 31 de marzo) del Teatro es el siguiente:
– Apertura del Recinto Monumental: 9:00 horas
– Cierre Taquilla y Acceso: 18:00 horas
– Cierre del Recinto Monumental: 18:30 horas
Recuerda que también puedes acceder al teatro para ver alguna función incluso en horario nocturno.
El Teatro estará cerrado únicamente el 25 de diciembre, el 1 de enero y el 6 de enero.
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La dirección del Anfiteatro Romano de Mérida es Plaza Margarita Xirgu, s/n, 06800 Mérida, Badajoz. Puedes ver la localización en el mapa aquí.