Teatro Romano de Mérida

Si hay un monumento representativo del conjunto monumental de Mérida es sin duda el Teatro Romano.

El Teatro Romano de Mérida es el teatro romano más grande de España y uno de los más grandes de Europa. También es uno de los teatros romanos mejor conservados del mundo.

A continuación descubrirás un poco de su historia y te sorprenderás con sus datos más interesantes.

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No te pierdas este vídeo de 2 minutos y medio donde verás una reconstrucción del Teatro Romano de Mérida y aprenderás los datos más interesantes del edificio.

El Teatro Romano de Mérida y sus partes

La zona más espectacular del teatro es el frente de la escena: un bosque pétreo de columnas de mármol entre las que se asoman estatuas togadas o acorazadas que conservan tras los siglos su profunda majestuosidad.

En el centro, presidiéndolo todo sentada en su trono, Ceres, la gran diosa madre, nadadora de vida que hace crecer las cosechas; Plutón, dios del inframundo; y Proserpina, la bella hija de Ceres raptada por Plutón.

Tras la escena existe una zona ajardinada rodeada de columnas y pórticos: el peristilo, una serie de columnas alrededor de los patios interiores romanos que se usaba como área de esparcimiento.

Al fondo de este jardín apareció una pequeña sala dedicada al culto imperial, concretamente al emperador César Augusto.

En el peristilo se hallaron restos de una casa construida tras el abandono del teatro. Una de sus habitaciones posee unas singulares pinturas murales que representan figuras humanas a tamaño natural.

Inaugurado en el 15 antes de Cristo, el Teatro Romano de Mérida estuvo enterrado durante siglos, manteniéndose visible sólo la parte superior del graderío que conformaban siete grandes bloques conocidos popularmente como las siete sillas.

El graderío tenía una capacidad para 6.000 espectadores aprovechando la ladera del cerro de San Albín y se hallaba dividido en tres sectores.

El Teatro Romano de Mérida en la actualidad

La orquestra en el centro se encuentra rodeada de gradas de honor reservadas para las autoridades de ayer y de hoy.

Porque el teatro romano, a pesar de sus más de 2000 años de historia, no está muerto.

Revive cada año, cada noche de verano. Cuando las luces de los focos acarician sus venas de mármol. Cuando sus asientos de piedra reciben el calor de miles de personas que acuden en masa para asistir al festival de Mérida para ver el prodigio de su magia: la magia del teatro.

Porque el Teatro Romano de Mérida seguirá emocionando otros 2.000 años más, esté quien esté entre sus gradas, gobierne quien gobierne en sus siglos, sea quien sea, caiga quien caiga.

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