Circo Romano de Mérida

Junto al Teatro y el Anfiteatro, el Circo Romano era uno de los tres espacios lúdicos más potentes de las ciudades romanas. Y es que los tres juntos formaban en aquella época la trilogía del ocio por excelencia.

El Circo Romano de Mérida está a las afueras de la ciudad romana, junto al valle del río Albarregas, bien comunicado y con fácil acceso.

A continuación descubrirás un poco de su historia y te sorprenderás con sus datos más interesantes.

Guía virtual por el circo romano

Mira esta representación gráfica del circo romano de Mérida y una breve explicación que te servirá para ubicarte:

Datos interesantes sobre el circo romano de Mérida

• Desde 1993, el circo es Patrimonio de la Humanidad según la Unesco como parte del Conjunto arqueológico de Mérida.
• El circo romano de Mérida es el circo mejor conservado de Hispania y uno de los mayores del mundo romano.
• Aún no se sabe exactamente la fecha de su construcción (se dice que su inicio empezó sobre el año 20 y su inauguración fue por el año 50).
• Estuvo en constante remodelación y actualización por la fama de sus competiciones y su aceptación por el público.
• El interior del circo romano de Mérida es de aproximadamente 30.000 metros cuadrados. Tiene una longitud de 403 metros y una anchura de 96,50 m. (115 m. si incluimos el graderío).
• Este circo podía acoger hasta 30.000 espectadores.
• El muro de separación que vemos en su centro se llamaba spina y mide más de 230 metros. Hoy en día se aprecian en ella huellas de decoración romana como esculturas y obeliscos.
• En el graderío perimetral había dos palcos, uno para los jueces del espectáculo (tribunal iudicium) y otro, el presidencial, para las autoridades y las personas que sufragaban los juegos.
• El circo romano de Mérida se utilizó más tiempo que el Teatro o el Anfiteatro, porque los cristianos fueron más benévolos con los espectáculos de carreras.
• Fue en el concilio de Elvira, celebrado a comienzos del siglo IV, cuando se prohibieron las carreras de caballos y empezó el declive del recinto.
• No todo eran carreras de carros. También se realizaban espectáculos de acrobacias o carreras de atletas.

¿Cómo era el mundo de las carreras?

Alrededor de la spina corrían los carros conducidos por los aurigas. Lo normal es que fuesen carros de dos caballos (bigae) o de cuatro caballos (quadrigae).

Las carreras se llamaban missus y consistían en dar siete vueltas en sentido contrario a las agujas del reloj.

Antes de empezar la carrera había un sorteo que determinaba el lugar de salida de cada facción. Las facciones se distinguían por colores: blancos, rojos, azules y verdes.

Las carreras comenzaban cuando el organizador del evento, el cónsul o el magistrado lanzaba un pañuelo blanco (mappa). Ahí estallaba la locura.

Y es que las carreras no eran cuestión de rapidez, sino de estrategia. Lo más efectivo era entorpecer el progreso del contrincante, más incluso que tener caballos veloces. Eso sin contar que podían volcar por exceso de velocidad.

Cuando un carro tenía un accidente, volcaba o chocaba se decía que «naufragaba».

El auriga tenía las riendas del caballo enganchadas a la cintura, por eso, en caso de naufragium, cortaba las riendas antes de tiempo para no ser arrastrado por el carro y los caballos.

Como pasaba con muchos gladiadores, muchos aurigas y sus caballos alcanzaban la fama entre la población.

Al vencedor de la carrera le daban dinero, regalos y una palma que mostraba orgulloso al público que le había apoyado. Si el auriga vencedor era un esclavo se le concedería la ansiada libertad.

Tampoco podemos olvidar el lado oscuro de los espectáculos. Hablamos de que hechizos y envenenamientos a los rivales eran el pan de cada día.

Te dejamos con este breve vídeo de animación sobre el circo romano de Mérida protagonizado por el personaje Diocles, un auriga que existió realmente y alcanzó la fama hasta competir en el Circo Máximo de Roma:

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